La práctica y perspectiva que proponemos busca una mejor comunicación, colaboración y coordinación entre las articulaciones. Con la mirada hacia el interior.
A través del entendimiento de nuestras proporciones, el estado de nuestras articulaciones, organización corporal y higiene cinética.
Entender que somos una suma de curvas, y aprender a navegar por este paisaje para descubrir los caminos que nos llevan a acceder a los rangos de movimiento que tenemos en este momento. Antes de querer más, debemos explorar lo que tenemos disponible.
Más rango de movimiento es una consecuencia de una mejor organización corporal, coordinación y ritmo.
Lo que nos lleva a nutrir las articulaciones y, consecuentemente, cultivar longevidad, en lugar de desgastarlas con la única intención de conseguir más movilidad.
No podemos olvidarnos que el cuerpo humano es un sistema complejo, altamente interligado. Nada en nuestro organismo funciona de manera aislada, articulaciones incluidas.
Por lo tanto, si buscamos armonía, ritmo y colaboración deberíamos intentar integrar y no aislar. Cultivando estos aspectos, cosechamos libertad y calidad de movimiento.
Desarrollar coordinación y ritmo involucrando todas las articulaciones en el movimiento. Esta debería ser la premisa para, como subproducto, lograr un mayor rango de movimiento y control corporal. No a través de ejercicios aislados que no contemplan la totalidad y la complejidad del sistema que compone nuestra estructura.
No tiene sentido aislar una articulación con la intención de aumentar su movilidad como si fuera una pieza suelta, sin tener en cuenta su relación con las demás, principalmente las vecinas, pero también las más lejanas.
Tener mucho rango de movimiento en una determinada articulación no significa nada si tenemos en cuenta que esta articulación tendrá que colaborar con otras para realizar una acción. Lo que importa es como se comunican y coordinan para realizar determinada acción.
Por ejemplo, si mi columna es rígida y tiene un rango de movimiento limitado, no importa cuán flexibles son mis caderas, el movimiento será restringido por las posibilidades de mi columna y la comunicación entre ella y mis caderas.
El limitador siempre será la articulación más rígida. La que tiene menos capacidad de adaptación.
Lo que buscamos es reducir esta discrepancia a través de una práctica que pretende mejorar la comunicación, la colaboración, y la coordinación articular. Aprender a organizar el conjunto para crear espacio, acceder a rangos de movimiento disponibles, y nutrir el organismo.
Es una cuestión de intención, atención y conciencia.
Una práctica que pretende influir en nuestra vida debe unir y no aislar.
Debe darnos la oportunidad de aprender de nosotros mismos. Debe rescatar nuestra relación con el ritmo. Debe permitir que exploremos la inmensa diversidad que nos ofrece el cuerpo. Física y cognitiva. Debe impulsar la adaptabilidad y la creatividad.
Debe, sobre todo, crear un excedente energético para que podamos hacer las cosas que realmente importan. Disfrutar de nuestros seres queridos, jugar, crear, desarrollar nuestros proyectos, y participar activamente en la vida.